En el Reino Lejano, donde las estrellas brillaban con chispas de alegría y los arcoíris bailaban en el cielo, vivían tres amigos muy especiales. Estaba Rocket Pop, un pod espacial azul celeste que rugía a la velocidad de los sueños y se emocionaba tanto que se ponía rosa brillante; Frizzle, el Dragón Arcoíris, una criatura suave y afelpada que exhalaba purpurina en vez de fuego; y Clover, el Brote del Bosque, una plantita parlante que reía con cosquillas del sol en sus hojas.
Un día soleado, Frizzle voló por el cielo, dejando un rastro de purpurina que brillaba como mil fuegos artificiales. La purpurina, por cierto, era su firma personal, ya que era un dragón muy especial. La purpurina, en esta ocasión, no era para un evento, sino para entregar una invitación. "¡Oh, qué emoción!" dijo Frizzle. "Tengo que entregar esta invitación especial a la Princesa Ella".
La invitación era para un festival único y espectacular: el Festival Estelar de las Canciones. Ella, una princesa de un reino vecino, que amaba cantar y bailar más que cualquier otra cosa. Recibió la invitación con los ojos brillantes. "¡Un festival de canciones!" exclamó Ella, saltando de alegría. "¡Y con baile! ¡Me encanta bailar!" Ella, al leer la invitación, se sonrojó. Le gustaban mucho los vestidos de princesa y los festivales.
Ella, siendo una princesa, no podía ir sola, así que decidió invitar a sus amigos. "¡Debemos ir! ¡Será la fiesta más divertida del mundo!", les dijo a sus amigos, susurrando alegremente. Ella ya visualizaba lo que iba a usar: un vestido morado lleno de brillos, zapatos de cristal, y una tiara reluciente.

Rocket Pop, al escuchar la invitación, se puso rosa, indicando que estaba emocionado. "¡Vamos! ¡Vamos!" exclamó Rocket Pop. "¡Me encanta explorar galaxias brillantes!", dijo Rocket Pop, girando en círculos. Frizzle, con una sonrisa, asintió con la cabeza. "¡Y yo puedo hacer un rastro de purpurina para iluminar el camino!" Clover, con su voz suave y melodiosa, añadió: "¡Y yo puedo crear flores perfumadas para decorar!"
Así que, prepararon sus maletas. Rocket Pop llenó su compartimento con arcoíris espaciales, Frizzle se aseguró de tener suficiente purpurina, y Clover escogió las flores más bonitas de su jardín. Ella, por su parte, se puso su vestido morado y se preparó para una noche inolvidable. ¡Estaban listos para el festival!
El día del festival, el Reino Lejano era un espectáculo de maravillas. Las calles estaban iluminadas con estrellas fugaces, los árboles cantaban canciones melodiosas, y el aire olía a caramelos y alegría. Ella, acompañada de sus amigos, llegó al lugar. La música llenaba el aire, y la gente bailaba y reía.
Ella, con su corazón lleno de emoción, corrió a la pista de baile. Rocket Pop, flotando a su lado, lanzaba pequeños destellos de luz. Frizzle, con un movimiento de su cola, creaba senderos de purpurina que brillaban en el cielo. Clover, con una sonrisa, distribuía flores perfumadas a todos los presentes.
De repente, durante una presentación de baile, ¡puf! La música se detuvo. Las luces se apagaron. Y, lo más extraño de todo, ¡la purpurina de Frizzle comenzó a desaparecer! La gente dejó de bailar y empezó a murmurar preocupada. "¿Qué está pasando?" se preguntaban.

Rocket Pop, vibrando de emoción, propuso: "¡Debemos investigar! ¡Yo puedo ir a la velocidad del sueño para descubrir qué está pasando!" Con un rugido, Rocket Pop se elevó en el cielo, dejando un rastro de luz tras de sí. Frizzle, preocupada por su purpurina, asintió con la cabeza. "¡Yo te acompañaré! ¡Necesito mi purpurina!" Clover, con su habilidad para comunicarse con las plantas, sintió que algo estaba afectando al entorno. "¡Yo iré con ustedes! ¡Necesitamos saber qué está pasando!" Así, los tres amigos, con Ella animándolos, emprendieron una nueva aventura.
Rocket Pop, volando a la velocidad de los sueños, descubrió una nube muy grande y gris que flotaba sobre el Reino Lejano. La nube parecía estar absorbiendo la purpurina. "¡He encontrado la causa!" gritó Rocket Pop. "¡Es una nube gruñona que no le gustan las canciones!" Frizzle, acercándose a la nube, intentó hablar con ella. "¿Por qué estás absorbiendo la purpurina?" preguntó Frizzle con voz suave.
La nube, con un gruñido, respondió: "¡Porque no me gusta la felicidad! ¡Me gustan los días grises y el silencio!" Clover, usando su conexión con la naturaleza, se dio cuenta de que la nube estaba sola y triste. "Necesitamos ayudarla" dijo Clover. "La nube necesita un amigo", dijo Clover, buscando a Ella con la mirada.
Ella, al escuchar esto, tuvo una idea. Recordó que a la nube no le gustaba el ruido, pero quizás sí la música. "¡Ya lo tengo!" exclamó Ella. "¡Vamos a cantarle una canción!" Los amigos se reunieron. Rocket Pop, con sus luces parpadeantes, creó un ambiente mágico. Frizzle, con su purpurina, iluminó la nube. Clover, con sus melodías, creó una atmósfera suave.
Ella comenzó a cantar una hermosa canción, llena de alegría y esperanza. La nube, al principio, se resistió, pero poco a poco, la dulzura de la melodía la fue conmoviendo. La purpurina comenzó a regresar, y la nube se volvió un poco menos gris. Frizzle, Rocket Pop, y Clover cantaron con Ella hasta que la nube, completamente transformada, soltó una lluvia de purpurina y sol. El Reino Lejano volvió a brillar, y la nube, ahora amiga de todos, prometió traer días soleados y purpurina para siempre.
El festival continuó con más canciones y bailes. Ella y sus amigos bailaron hasta el amanecer, sabiendo que, con amistad y un poco de música, todo era posible. La moraleja de la historia es que, a veces, lo que necesitamos es un poco de comprensión y alegría para hacer que los días grises se conviertan en días llenos de color. La canción de Ella resonaba en sus corazones: "La amistad es un tesoro, y la música, un gran amor".