En lo profundo del espacio, orbitando un planeta azul y verde, vivía una estación espacial muy divertida. ¡Era un lugar lleno de risas, juegos y amigos! En esta estación, vivían dos amigos muy especiales: Zoggy, el robot espacial de color salmón, y Nuny, la alienígena verde lima.
Zoggy era un robot muy especial. ¡Podía transformarse en quince formas diferentes! Y le encantaba jugar al escondite. Zoggy siempre estaba listo para una buena risotada y hablaba cuarenta y dos idiomas alienígenas. Nuny, con sus tres ojos brillantes, era una alienígena diminuta y muy curiosa. ¡Le encantaban los sándwiches de mantequilla de maní y volar en su platillo volador de burbujas! Nuny también podía cambiar la gravedad en pequeñas áreas y se comunicaba con burbujas brillantes.
Un día, en la sala de juegos de la estación, ¡algo terrible sucedió! ¡El balón de fútbol, el favorito de todos, había desaparecido! Juan, un niño de la Tierra, que vivía en la estación espacial, ¡estaba muy triste! Le encantaba jugar al fútbol, y le gustaba mucho jugar con sus amigos. A Juan no le gustaba estar solo ni perder. Zoggy, al ver la tristeza de Juan, exclamó con su voz robótica y alegre: "¡No hay problema! ¡Zoggy y Nuny encontrarán el balón! ¡Vamos a jugar al escondite para empezar la búsqueda!"
"¡Yupi!" gritó Nuny, haciendo burbujas brillantes con alegría. "¡Me encanta el escondite!"

Así, Zoggy y Nuny comenzaron su búsqueda. Primero, fueron al campo de asteroides. Zoggy se transformó en un cohete espacial para buscar más rápido. "¡Mira, Nuny!" dijo Zoggy. "¡Un asteroide con forma de calamar gigante!" Pero no había rastro del balón.
Luego, Nuny usó su poder para cambiar la gravedad y flotaron por el jardín de la estación. ¡Las plantas espaciales brillaban con todos los colores del arcoíris! De repente, Nuny notó algo extraño. "¡Mira, Zoggy!" dijo Nuny, señalando unas manchas pegajosas. "¡Es mantequilla de maní! ¡Y yo sé mucho de eso!" Nuny amaba los sándwiches de mantequilla de maní, así que siguió el rastro pegajoso.
El rastro los llevó a un laberinto gravitacional. Zoggy, transformándose en una bola rodante, lideró el camino a través del laberinto. ¡Era un lío de giros y vueltas que hacía cosquillas en el estómago! "¡Cuidado con los agujeros de gusano!" gritó Zoggy.
Al final del laberinto, encontraron una puerta secreta. La abrieron, y dentro… ¡estaba el balón de fútbol! Pero también había algo más: ¡un baboso y tímido gusano espacial! El gusano espacial tenía el balón en sus brazos y parecía muy triste.
"¿Por qué tienes el balón?" preguntó Zoggy, con su voz amigable.

El gusano espacial, con voz suave, respondió: "Es que… me gusta el fútbol, pero nadie me invita a jugar. Y no me gusta estar solo".
Juan, que había seguido a Zoggy y Nuny, se acercó. "¡Oh, no!" dijo Juan. "¡No queríamos que te sintieras solo! ¡Nos encanta jugar al fútbol!"
Zoggy sonrió. "¡Claro que sí!" dijo. "¡Juguemos todos juntos!" Zoggy se transformó en una portería, y Nuny usó sus burbujas brillantes para hacer un campo de fútbol. Juan y Zoggy comenzaron a jugar con el gusano espacial.
¡La estación espacial se llenó de risas y alegría! Nuny le dio al gusano espacial un sándwich de mantequilla de maní y lo llenó de burbujas brillantes. ¡Fue el mejor partido de fútbol que jamás habían jugado! Juan, Zoggy, Nuny y el gusano espacial entendieron que jugar juntos, compartir y ser amigos es mucho más divertido que estar solo.
Y así, en la estación espacial, el fútbol y la amistad brillaron como estrellas en el cielo.