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El Secreto Musical del Castillo Flotante

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En un castillo mágico, que flotaba entre las nubes de algodón de azúcar, vivía Zuzu, la Gata Burbuja. Zuzu era una gatita de un azul profundo como el cielo en una noche estrellada. Su hogar era una burbuja gigante, y no cualquier burbuja, ¡sino una que flotaba y viajaba por el cielo! Lo más asombroso de Zuzu era su don: ¡creaba burbujas mágicas! Cada burbuja, cuando explotaba, se convertía en una canción diferente. Algunas burbujas eran alegres y hacían que el pelaje de Zuzu brillara con colores del arcoíris. Otras burbujas eran suaves como una balada, y el pelaje de Zuzu se volvía plateado como la luna. Además, Zuzu tenía un secreto: ¡podía cambiar el clima con su ronroneo! Si ronroneaba suavemente, salía el sol. Si ronroneaba un poco más fuerte, caía una lluvia de caramelos. Y si se sentía muy feliz, ¡ronroneaba un arcoíris!

El Secreto Musical del Castillo Flotante - Part 2

Un día, Anya, una niña de seis años con trenzas y una gran curiosidad por el mundo, escuchó una melodía maravillosa que venía del cielo. Anya amaba los cuentos de hadas y los hechizos mágicos, y era experta en resolver acertijos. "¡Qué música tan hermosa!" pensó Anya, y decidió encontrar de dónde venía esa melodía. Siguió el sonido, que la guiaba por los pasillos y las escaleras del castillo flotante. Cada paso era una nueva sorpresa. Encontró habitaciones llenas de dulces voladores, pasillos decorados con estrellas fugaces y jardines donde las flores cantaban. Anya, que no se perdía fácilmente, aunque odiaba la oscuridad, usaba su ingenio para sortear los obstáculos. Encontró un rompecabezas con piedras preciosas que debía resolver para abrir una puerta secreta, y un acertijo que le hablaba de un dragón de fuego. “¿Qué es aquello que siempre avanza, pero nunca retrocede?" El tiempo, pensó Anya. Después de mucho buscar, finalmente, Anya llegó a la burbuja de Zuzu. La gatita estaba sentada en una almohada de nubes, pero algo no estaba bien. El pelaje de Zuzu era de un gris apagado, y, ¡oh, sorpresa!, las burbujas eran silenciosas. En lugar de canciones, solo salían burbujas sin sonido.

El Secreto Musical del Castillo Flotante - Part 3

“¿Qué pasó, Zuzu?” preguntó Anya, preocupada. “Mi música… desapareció”, respondió Zuzu con un tono melancólico. “De pronto, ya no puedo hacer canciones. ¡Es horrible! Mi pelaje se volvió aburrido y sin color”. Anya, con su instinto de detective, sabía que algo andaba mal. “Debe haber una explicación”, dijo Anya. “En los cuentos de hadas siempre hay un problema que se resuelve”. Juntas, decidieron investigar lo que había sucedido. Exploraron el castillo, buscando pistas. Notaron que el ambiente no era el mismo de antes. Los dulces voladores ya no giraban alegremente, las estrellas fugaces se habían apagado y las flores habían dejado de cantar. Descubrieron que el problema venía de una estatua de gárgola que estaba en la cima de la torre más alta. La gárgola era enorme, con una cara arrugada y una expresión de disgusto. Anya, con su conocimiento de los cuentos de hadas, sabía que las gárgolas a menudo guardaban secretos mágicos.

“Esta gárgola… no le gusta la música”, dijo Anya, estudiando la estatua. “Tal vez… debemos hablar con ella”. Se acercaron a la gárgola. “¿Qué te pasa?” preguntó Anya, con valentía. La gárgola gruñó. “¡La música es ruido! ¡Me molesta!” “Pero… la música es maravillosa”, dijo Zuzu, con tristeza. “La música alegra el corazón”. Anya, recordando un cuento de hadas sobre la armonía, se le ocurrió una idea. “Tal vez… si resolvemos un acertijo, la gárgola cambie de opinión”. Le propuso un acertijo a la gárgola: “Tengo un corazón de piedra, pero lloro con el sol. ¿Qué soy?” La gárgola, sorprendida, se quedó pensando. “Una estatua”, respondió, después de un rato. “¡Incorrecto!”, dijo Anya. “Un carámbano”, respondió Anya, con una sonrisa. La gárgola se enfurruñó. “¡No me gustan los acertijos! ¡Y menos la música!”. Anya, sin desanimarse, animó a Zuzu. “¡Zuzu, usa tu ronroneo especial!”, dijo Anya. “El que cambia el clima”. Zuzu, dudando, comenzó a ronronear suavemente. Al principio, el ronroneo no produjo nada. Pero, Anya, recordando el cuento, susurró a Zuzu. Zuzu comenzó a ronronear de nuevo, pero esta vez, su ronroneo creció, ¡y comenzó a hacer una canción! La melodía era suave y llena de esperanza. Y, de repente, ¡la gárgola comenzó a moverse! La gárgola, al escuchar la música de Zuzu, sintió algo que no había sentido en mucho tiempo. Una pequeña sonrisa comenzó a asomarse en su rostro de piedra. El color volvió al pelaje de Zuzu. Las burbujas volvieron a explotar en canciones. Las flores volvieron a cantar, los dulces voladores giraron y las estrellas fugaces volvieron a brillar. El castillo flotante se llenó de alegría de nuevo. La gárgola, ahora sonriendo, reconoció que la música era algo especial. “¡Me gustas, Zuzu!” dijo la gárgola. Anya, feliz, sonrió. La música, la amistad y la comprensión habían triunfado. Y así, en el castillo flotante, la gárgola, Zuzu y Anya vivieron felices para siempre, creando música, resolviendo acertijos y disfrutando de la magia del castillo.

Reading Comprehension Questions

Answer: Zuzu era azul profundo.

Answer: La música de Zuzu desapareció y las burbujas dejaron de hacer canciones.

Answer: Aprendieron que la música, la amistad y la comprensión pueden ayudar a resolver problemas y traer alegría a los demás.
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