En un reino de algodón de azúcar y caramelos, vivía el Príncipe Pirata Oso. ¡Su pelaje era de un rosa chicle brillante, y siempre usaba una corona dorada y un parche pirata! Tenía una colección de 37 coronas, una para cada ocasión. Hoy, era el día de una fiesta de té, ¡y el Príncipe Pirata Oso estaba muy emocionado! Había preparado té de miel y galletas con chispas de arcoíris.
De repente, ¡PUM!, apareció Tockie, el Conejo del Tiempo, con su pelaje violeta oscuro. Tockie siempre sabía qué hora era. "¡Su Alteza!" exclamó Tockie con su voz chillona. "¡Es el momento perfecto para su fiesta de té! ¡Y no debe llegar tarde!"
Justo entonces, Mop, el Monstruo Acogedor, emergió de debajo de una pila de almohadas mullidas. Mop era de un azul cielo profundo y su pelaje parecía una manta suave. "¡Tenemos un problema, amigos!" dijo Mop con una voz suave y acogedora. "El dragón gruñón ha perdido su sonrisa. ¡Y sin su sonrisa, el sol no sale y los caramelos no se derriten!"
¡"Un problema!" exclamó el Príncipe Pirata Oso. "¡Un dragón sin sonrisa! ¡Eso no puede ser! ¡Es hora de una misión!"

Así, el Príncipe Pirata Oso, Tockie y Mop emprendieron su viaje. Primero, pasaron por un campo de flores risueñas que hacían cosquillas a todos los que pasaban. Luego, cruzaron un río de limonada burbujeante. ¡Qué dulce aventura!
Para llegar a la guarida del dragón, tuvieron que jugar a disfrazarse. El Príncipe Pirata Oso eligió un sombrero de chef, Tockie un tutú de bailarina y Mop, una capa de superhéroe. ¡Qué risa! Mop contó una historia sobre un calcetín perdido que encontró. El calcetín, al final, encontró su pareja. Después de tantos juegos, finalmente, ¡llegaron a la guarida del dragón!
La guarida del dragón era un lugar sombrío y silencioso. Allí estaba el dragón, con escamas verdes apagadas y una expresión muy triste. "Hola, dragón", dijo el Príncipe Pirata Oso con su voz amable. "¿Por qué estás tan triste?"
"He perdido mi sonrisa", suspiró el dragón con una voz grave. "Y sin mi sonrisa, no puedo escupir fuego, ni volar, ni hacer nada divertido".
El Príncipe Pirata Oso intentó animarlo con una fiesta de té. Pusieron una mesa, sacaron las galletas y el té de miel. Pero el dragón solo suspiraba. Tockie sugirió que buscaran el tesoro perdido del dragón: una colección de sombreros graciosos. Mop intentó esponjar la cueva del dragón con sus suaves "plumas" de manta. El Príncipe Pirata Oso incluso leyó un cuento divertido. Pero el dragón seguía triste.

Usaron un mapa secreto de Wonderland, pero no los llevó al sombrero. En cambio, encontraron una pluma de arcoíris brillante y mágica que les llevó a un cofre.
¡Dentro del cofre, encontraron el sombrero perdido! Era un sombrero de bufón con cascabeles, ¡el sombrero más gracioso que habían visto jamás! Cuando el dragón se puso el sombrero, ¡PUM!, estalló en una carcajada. ¡Era la risa más fuerte y alegre que jamás se había escuchado!
"¡Lo he encontrado!" rugió el dragón. "¡He encontrado mi sonrisa! ¡La había perdido porque había olvidado cómo divertirme!"
Entonces, el Príncipe Pirata Oso, Tockie y Mop decidieron hacer una gran fiesta de té. Bailaron, rieron y usaron los sombreros más divertidos. El dragón se unió a la fiesta, riendo a carcajadas con cada movimiento.
El dragón se dio cuenta de que todo lo que necesitaba era un poco de diversión y compañía. El Príncipe Pirata Oso le regaló una corona de su colección. Tockie se aseguró de que todos estuvieran en casa a tiempo para la cena. Mop dio a cada uno un abrazo acogedor mientras se despedían. ¡La fiesta de té les recordó lo importante que es compartir la alegría y la risa! ¡Y colorín colorado, este cuento se ha terminado!