En lo alto de una montaña, donde el cielo era azul brillante y el aire olía a pino fresco, vivía Nuny, una pequeña alienígena limeña y ondulada. Nuny tenía tres ojos y le encantaban los sándwiches de mantequilla de maní. ¡Y vaya que le gustaban! Volaba en su platillo burbuja, un vehículo que hacía burbujas brillantes por todas partes. Nuny amaba coleccionar rocas terrestres; su colección era famosa en toda la galaxia. Un día soleado, mientras la familia de Olivia, Daniel y Ana hacía un picnic en la cima, ¡un destello de luz! Era el platillo burbuja de Nuny, que descendía suavemente. Olivia, con sus ojos grandes y curiosos, fue la primera en verlo. "¡Mira, chicos!" dijo Olivia, señalando al cielo. "¡Qué es eso!". De repente, una cascada de burbujas brillantes, como pequeñas estrellas, comenzaron a flotar hacia la cima de la montaña.
Daniel, que siempre soñaba con ser un superhéroe, se puso de pie de inmediato. "¡Vamos! ¡Tenemos que ver qué es eso!" Ana, que siempre le gustaba ayudar, asintió con la cabeza. "¡Sí, vamos!" Y así, los tres hermanos, llenos de curiosidad, comenzaron a seguir las burbujas brillantes hacia la cima de la montaña. A medida que subían, las burbujas parecían guiarlos, parpadeando y danzando en el aire.

Cuando llegaron a la cima, ¡quedaron maravillados! Allí estaba Nuny, con sus tres ojos brillantes, parada junto a su platillo burbuja. Nuny se emocionó mucho al verlos. "¡Hola, terrícolas!" dijo Nuny en burbujas brillantes. "¡Me llamo Nuny! ¡Estoy recolectando rocas terrestres!" Nuny explicó que su tercer ojo podía ver ondas arcoíris invisibles y que su platillo burbuja podía cambiar la gravedad en pequeñas áreas.
"¡Guau!" exclamó Daniel, con los ojos muy abiertos. "¡Eso es increíble!" Nuny les mostró su colección de rocas, cada una más interesante que la anterior. Mientras Nuny hablaba, se preparaba para comer su sándwich de mantequilla de maní favorito. ¡Pero, oh no! En un descuido, el sándwich se le cayó a Nuny. ¡Y se atascó en una roca en una parte muy empinada de la montaña!
"¡Oh, no!" gimió Nuny. "¡Mi sándwich!" Daniel, sintiéndose como un superhéroe, gritó: "¡No te preocupes, Nuny! ¡Podemos ayudarte! ¡Usaremos tus poderes de gravedad!" Nuny, con su tercer ojo brillando, intentó cambiar la gravedad para que el sándwich cayera, pero la roca era muy escarpada. De repente, las rocas comenzaron a flotar y a subir, pero también a moverse de un lado a otro, ¡todo era un caos!

"¡Cuidado!" gritó Olivia mientras se aferraba a su mochila. Ana, que siempre pensaba en los demás, dijo: "¡Tenemos que trabajar juntos! ¡La unión hace la fuerza!". Recordó que a su familia le gustaba mucho ayudarse entre sí. Daniel, pensando en una idea, dijo: "¡Ya sé! ¡Podemos usar una cuerda!" Los tres hermanos y Nuny, trabajando en equipo, encontraron una cuerda y la ataron a un árbol cercano. Con cuidado, Daniel se acercó al borde, Olivia le ayudó a sostener la cuerda y Ana, animando desde abajo. Daniel, con mucho cuidado, logró alcanzar el sándwich.
Una vez que Daniel tuvo el sándwich en la mano, ¡todos celebraron! Nuny estaba tan feliz que soltó burbujas brillantes por todas partes. "¡Gracias!" dijo Nuny en burbujas brillantes. "¡Son los mejores amigos del universo!" Compartieron el sándwich de mantequilla de maní con Nuny, quien, al comerlo, soltó más burbujas brillantes llenas de gratitud.
Nuny les mostró su colección de rocas terrestres, incluyendo la roca donde se había atascado el sándwich. ¡Era impresionante! Nuny les contó historias sobre cada roca y las aventuras que había tenido recogiéndolas. Los niños se maravillaron con las historias de Nuny y se rieron de todas las ocurrencias.
Al final del día, Nuny se despidió. "¡Volveré!" dijo Nuny, guiñando su tercer ojo. Una onda arcoíris de amistad salió de su ojo y envolvió a los niños. Luego, Nuny subió a su platillo burbuja y se fue, dejando un rastro de burbujas brillantes en el cielo. Olivia, Daniel y Ana, con el corazón lleno de alegría, regresaron a su picnic, sabiendo que habían hecho una amiga muy especial. ¡Y quién sabe qué otras aventuras les esperan!