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La Lluvia de Algodón de Azúcar

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En el encantador Valle de las Hadas, donde los árboles susurraban secretos al viento y las flores bailaban con la brisa, vivía Sunny, el Cachorro Nube. Sunny era un cachorrito de color naranja rojizo, con una cola esponjosa y alegre. Su pelaje, ¡oh, qué maravilla!, estaba hecho de nubes de algodón de azúcar. Cada vez que Sunny ladraba, un suave tintineo de campanas llenaba el aire, y cuando se emocionaba, ¡dejaba un rastro de hermosos arcoíris! A Sunny le encantaba jugar, saltar de nube en nube y, sobre todo, ayudar a los demás.

En el Valle de las Hadas, se estaba celebrando un gran festival, lleno de risas, bailes y deliciosos pasteles. Sin embargo, había un problema. El río mágico, que nutría el valle con agua cristalina, se había secado. Las hadas estaban tristes y preocupadas. Mateo, un joven hada con un corazón de oro y una pasión por construir casas con palos y piedras, estaba especialmente angustiado. A Mateo le encantaba jugar al fútbol con sus amigos en el prado, pero ahora, su jardín, lleno de capullos de flores esperando florecer, empezaba a marchitarse.

Sunny, al ver la tristeza en los rostros de las hadas, sintió una punzada en su corazón de cachorro. Sabía que él tenía un don especial: podía crear pequeñas lluvias para regar las plantas sedientas. Pero era un poco tímido. "¡Miau!" – digo Sunny (con voz de campana). Dudó por un momento, mirando a Mateo, que estaba intentando desesperadamente regar sus flores con una pequeña taza. Luego, respiró hondo y reunió todo su coraje.

La Lluvia de Algodón de Azúcar - Part 2

"¡Guau!" – ladró Sunny, y corrió hacia el río seco. ¡Estaba listo para la misión!

Sunny, con su pelaje de algodón de azúcar, intentó con todas sus fuerzas. "¡Guau, guau!" – ladraba, imaginando lluvia suave y refrescante. Pero nada sucedía. La tierra permanecía seca y agrietada.

De repente, ¡BUM! Sunny tropezó con una nube esponjosa y cayó, suavemente, sobre un campo de champiñones grandes y mullidos. Los champiñones comenzaron a conversar. "¡Qué sol tan fuerte!", susurraban, "¡Nos está quemando!" Sunny se dio cuenta de algo. ¡El sol! Había olvidado que él también podía controlar el sol. Sunny recordaba su otra habilidad: podía hacer que el sol brillara más o menos.

La Lluvia de Algodón de Azúcar - Part 3

Sunny cerró los ojos y se concentró. Imaginó un día perfecto: un día ideal para jugar al fútbol, construir casas y ver florecer las flores. Visualizó a Mateo, sonriendo mientras regaba sus plantas y anotaba goles en el prado. Ladró suavemente. "¡Guau!"

Con un poco de esfuerzo, Sunny comenzó a atenuar la luz del sol. Poco a poco, los rayos del sol se hicieron menos intensos. Y entonces... ¡el río comenzó a fluir de nuevo! ¡El agua cristalina volvía a correr por el valle!

Pero el sol no estaba contento. "¡Yo soy el sol! ¡Yo debo brillar con fuerza!" - exclamó el sol, enfadado. La tierra, ahora llena de agua, comenzó a calentarse.

Sunny, con todo el coraje que pudo reunir, miró hacia el cielo. "Sol, por favor, ¡necesitamos el agua! Las hadas, las flores, todos dependemos de ti. ¡Por favor, deja que el río siga fluyendo!" – dijo Sunny, con voz de campana.

Reading Comprehension Questions

Answer: Sunny.

Answer: El río mágico se había secado.

Answer: Aprendió que incluso los pequeños actos de bondad pueden hacer una gran diferencia y que las soluciones a veces provienen de lugares inesperados.
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