En lo alto de la Montaña Pico, donde el aire olía a bayas dulces y el sol jugaba a las escondidas con las nubes, vivía Rocket Pop. ¡Era un pod espacial que hacía ¡zoom! y que brillaba de un azul cielo profundo! A Rocket Pop le encantaban las galaxias brillantes, especialmente aquellas llenas de chispas de estrellas. Un día, mientras Rocket Pop se preparaba para su paseo diario, ¡chas!, vio algo inusual. La Montaña Pico, que siempre relucía con una luz mágica, ¡parecía un poco apagada! "¡Oh, no!", dijo Rocket Pop. "¡Esto no puede ser! ¡La Montaña Pico siempre debe brillar!"

Rocket Pop ¡zoom!, ¡zoom!, ¡zoom! se dirigió hacia la cima de la montaña, dejando estelas de alegría tras de sí. Mientras subía, notó algo aún más extraño. Las rocas, que solían estar llenas de pequeños destellos de colores, parecían… ¡sin brillo! "¡Misterio a la vista!", pensó Rocket Pop con entusiasmo. "¡Debo descubrir qué está pasando!" En la cima, sobre un montón de rocas brillantes, vivía Bearon, el Real Peludo. ¡Era un oso noble y afelpado con una corona! Bearon estaba a punto de disfrutar de una deliciosa taza de té cuando Rocket Pop llegó. "¡Bearon, Bearon!", exclamó Rocket Pop. "¡La Montaña Pico no brilla! ¡Necesito tu ayuda!" Bearon, con su voz suave y sabia, respondió: "¡Ay, amigo mío! Eso sí que es un problema. Pero no te preocupes, ¡resolveremos este misterio con un poco de té y mucha amistad!" Bearon tenía un gran juego de té, ¡perfecto para cualquier ocasión!
Así, Rocket Pop y Bearon comenzaron su investigación. Primero, rodearon la cima de la montaña, buscando pistas. ¡Buscaron debajo de las rocas! ¡Buscaron detrás de los arbustos de bayas! ¡Buscaron incluso dentro de un hueco en un árbol! De pronto, una nube juguetona apareció, ¡y a Rocket Pop le encantó! Esta nube siempre estaba jugando al escondite. Rocket Pop intentó preguntarle si había visto algo inusual, pero la nube solo quería jugar. ¡"¡Mira, Rocket Pop!"!, gritó Bearon. "¡Ahí hay una pequeña huella!" Era una huella extraña, como de algo muy pequeño. Siguieron la huella, y los condujo a un camino que se dirigía hacia una cueva oscura.

"¡Debemos ser valientes!", dijo Bearon. "¡La valentía y el té caliente son la mejor combinación!" Entraron en la cueva. Dentro de la cueva oscura, encontraron… ¡un pequeño dragón! Pero no era un dragón malvado. ¡Estaba rodeado de todos los destellos perdidos de la montaña! Parecía triste. Rocket Pop preguntó suavemente: "¿Por qué tienes todos los destellos?" El pequeño dragón respondió con voz temblorosa: "Me gustan mucho los destellos, ¡así que los recogí todos para mí! ¡Pero ahora estoy solo!" Bearon, con su gran corazón, sonrió. "Amigo mío", dijo Bearon, "los destellos son hermosos, pero son mucho más hermosos cuando se comparten. ¿Qué tal si todos compartimos los destellos?" El pequeño dragón levantó la cabeza. "¿De verdad?" "¡Claro que sí!", dijo Rocket Pop. "¡Podemos tener una fiesta de destellos!"
Así que, Bearon preparó una gran fiesta de té, Rocket Pop trajo de sus compartimentos brillantes y el pequeño dragón devolvió todos los destellos a la montaña. La Montaña Pico volvió a brillar, ¡más brillante que nunca! El pequeño dragón, Rocket Pop y Bearon jugaron y rieron juntos. Rocket Pop le contó a Bearon sobre el safari de su planeta natal y las aventuras que tenía ahí. ¡Fue una fiesta maravillosa! Y desde ese día, la Montaña Pico siempre brilló, porque todos aprendieron que compartir y ser amigos es la mejor aventura de todas. ¡Y colorín colorado, esta historia ha terminado!